El Test de Turing
Alan Turing consideró que las máquinas podrían pensar algún día. Evidentemente con el supuesto de que "pensar" no tiene nada que ver con tener alma, mente o espíritu sino con la certeza de que lo único necesario es un cerebro bien programado, aunque éste sea de silicio. En la película "Blade Runner" de Ridley Scott los policías buscan a unos "replicantes" (robots) que se han rebelado, pero la búsqueda no es fácil pues éstos son demasiado parecidos a los seres humanos. La única forma de detectar si alguien (¿algo?) es un replicante o no es su capacidad para pasar un "test" (¿de Turing?). Aquí puedes ver el extracto:
El artículo original de Alan Turing puedes encontrarlo aquí.
3 comentarios
Paula-María-Iris -
Quizás pueden llegar a tener un nivel técnico superior a los humanos, conseguir almacenar más cosas en la memoria pero no llegarán nunca a sentir como las personas. Incluso se pueden mejorar tanto que lleguen a simular de forma convincente determinadas reacciones o sensaciones pero no dejarían de estar programados para ello. No serían tan complejos (no podrían mentir o usar la ironía).
Los robots están programados por las personas con lo cual nunca llegaran a gozar del concepto de libertad asociado a la mente en los seres humanos.
Una persona puede crear algo palpable,que se vea, como puede ser un microchip que haría las veces de cerebro que sería la parte encargada de darle órdenes a la máquina o almacenar datos. En cambio nunca podrán tener un alma creada por los humanos porque es algo inmaterial, abstracto, sin forma, invisible,indivisible y lo más importante, subjetivo.
En definitiva, no podemos jugar a ser Dios, esto puede traernos consecuencias devastadoras, incluso la destrucción de nuestra propia especie.
Nuestra postura es de dualismo interaccionista ya que como cristianas, creemos en la existencia del alma-cuerpo. Creemos que ambos elementos no están enfrentados, es decir, existe una relación directa entre ellos.
sandra y estefania -
nosotras nos consideramos monistas porque creemos en que el alma y el cuerpo son solo uno.
Jorge Groiss -